Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen nació en Odense, Dinamarca, en 1805. Fue un niño pobre pero había en su casa algunos libros y un pequeño teatro de títeres y música. Tenía en alto concepto la literatura infantil. Tituló una de sus obras Cuentos contados para niños con un estilo cercano a la oralidad y tal como él los narraba en voz alta a los niños. Pero luego advirtió que los cuentos interesaban por igual a todas las edades, los niños se deleitaban con lo que él llamó el “aparato” (los recursos, las personificaciones de animales y objetos, etc.) y los adultos reparaban en las ideas más profundas que las historias transmitían, ya que se trata muchas veces de una literatura didáctica, moralizante. Al respecto dice en El cuento de mi vida sin literatura: “Los cuentos se transformaron en lecturas para niños y adultos, lo que es una difícil tarea para quien quiere escribir cuentos. En Dinamarca encontraron las puertas y los corazones abiertos. Todos los leían. Así que quité el subtítulo de ‘contados para niños’ y saqué tres volúmenes de cuentos nuevos, todos ellos inventados por mí y que fueron acogidos con gran reconocimiento en mi patria”.
Su obra completa tiene más de mil páginas. No pensaba que la literatura debía reproducir la realidad. Cuando sus textos muestran los aspectos más descarnados de la vida lo hacen siempre con un fin didáctico. Los argumentos tomados de la vida real no le quitan mérito a su capacidad creativa ni a su extraordinaria imaginación. Andersen murió en 1875. Toda Dinamarca se conmovió con la muerte del escritor, su obra ya se estudiaba en la universidad. En su honor se nombró una de las avenidas de la ciudad de Copenhague “Boulevard Hans Christian Andersen”. Actualmente, su casa de Odense es un museo y el mayor premio de literatura infantil y juvenil lleva su nombre.

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