La omisión imposible en educación
¿Cómo conducir el colectivo escolar sin información?
En un paseo autobiográfico, para aquellos interesados en un debate sobre la educación, el libro nos aporta datos rigurosos que completan un diagnóstico lúcido del sistema educativo argentino.
La ley pionera de 1884 plasmó los principios de una educación universal, gratuita y obligatoria. Esa conquista temprana instaló la creencia de que Argentina está a la vanguardia educativa de América Latina . Pero la idea perdió contacto con la realidad y sobrevivió como fantasía social. Hoy todavía no hicimos realidad los principios básicos y suenan alarmas de una crisis profunda. Y, aunque aumentamos significativamente la inversión nacional en educación, los resultados en logros de aprendizaje no mejoran.
En el siglo XIX las escuelas transformaban extranjeros en ciudadanos nacionales. Ahora el desafío es transformar argentinos en ciudadanos globales, ayudarlos a conquistar la verdad de un tiempo signado por una revolución técnica que nos interconecta y modifica los hábitos. En medio de la sociedad de la información y el conocimiento la capacidad humana se vuelve el factor más determinante de la riqueza de las naciones. ¿Cómo adaptar la enseñanza al nuevo mundo? ¿Cuáles son las capacidades a inculcar? ¿Qué significa una educación equitativa y de calidad?
El libro no trae respuestas absolutas, sino que convoca a un gran diálogo informado para encontrarlas. Deja en claro que no podemos prescindir de la información para orientar la reforma educativa. La era del big data demanda una constante generación de información para nutrir políticas públicas. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación permiten transmitir a tiempo los resultados, ponerlos al servicio de todos los actores del sistema y guiar sus esfuerzos.
Es necesario estimular el diálogo democrático para consensuar valores, metas, rumbos y estrategias. El libro sostiene la coherencia de que la mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. Por eso nos llama a leer las señales y al mismo tiempo nos convoca a coescribir otra página de la historia de la educación.
