Equidad y orientación educativa y ocupacional
El desafío de una propuesta
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La escuela debe asumir el compromiso de desarrollar acciones válidas para que los jóvenes, especialmente de sectores sociales populares, puedan generar condiciones mínimas que los mantengan en la zona de la esperanza en relación a un futuro a construir. Debe pensarse en una escuela distinta, capaz de reinterpretar sus funciones y redefinir su contrato social. Entendemos que la escuela de hoy, en estos contextos de marcadas desigualdades sociales, debe constituirse en una gran operadora a favor de la Orientación para que los jóvenes desarrollen el autoconocimiento, reconozcan sus fortalezas y debilidades, identifiquen su singularidad y elaboren estrategias para afrontar los desafíos de vivir en tiempos de gran incertidumbre y cambio. Orientar implica crear nuevas modalidades que contemplen la particularidad, sin renunciar al tesoro común de las herencias; generar las condiciones para que los jóvenes puedan mirar la realidad y analizarla críticamente, y problematizar su propia situación y detectar necesidades, ayudándolos a desarrollar planes de gestión para resolver problemas.
La escuela de hoy que trabaje para la equidad deberá pensar seriamente cómo desplegar estrategias que permitan a los jóvenes apropiarse de los conocimientos que requieren la tecnología y el mundo competitivo y cambiante en el que deberán insertarse. Y tendrá que intentar conservar a los jóvenes en las instituciones educativas no solo para evitar su deserción, sino para procurar profundas filiaciones emocionales, elaboración de proyectos y sentimientos de futuro.