¿Podemos entender la educación como un compromiso ético y lúdico al mismo tiempo?
¿Es posible educar la espontaneidad?
¿Existe alguna relación entre espontaneidad y afectividad?
¿La educación puede ser conciente en tiempos de globalización?
¿Hay posibilidades de restituir la confianza en la educación?
¿Tenemos condiciones de componer una didáctica sistemática a partir de las dramatizaciones?
Si usted es docente y se formula estas u otras preguntas semejantes, aquí encontrará algunas ideas que le permitirán construir sus propias respuestas.